Danza de los Diablos
La Danza de los Diablos es un ritual ancestral dedicado al dios negro Ruja, a quien se le honraba y pedía ayuda para liberarse de las duras condiciones de trabajo. Al inicio de la danza, se invoca a Ruja con respeto y reverencia, exclamando con frecuencia “¡Urra!” en honor a este dios benevolente y protector de los negros. Actualmente, la adoración a Ruja ha sido sustituida por la veneración de los muertos, por lo que esta danza se realiza cada 31 de octubre, 1, 2 y 3 de noviembre.
El vestuario de los danzantes se asemeja al traje que utilizaban los patrones o hacendados, con botas viejas. Hoy en día, visten camisa y pantalón negros, botas negras y dos pañuelos, uno para la cabeza y otro que utilizan en el “son del pañuelo”. Los rostros se cubren con máscaras de cartón pintadas con carbón, cuernos de venado y barba de crin de caballo. Cada danzante decora su máscara a su gusto, con flores de cempasúchil o de papel crepé.
Entre los danzantes, se distingue un Diablo Viejo que lleva chaparrera y látigo, utilizados para castigar a quienes no realizan la danza correctamente. Otro personaje notable es “La Minga”, un hombre que viste un exótico y extravagante vestido con senos y caderas abultadas, máscara de cartón pintada con carbón y peluca. Lleva un paraguas y una muñeca, que entrega a los jóvenes para que la arrullen y besen, castigándolos si no obedecen.
La música de la danza proviene de la charrasca, una quijada de burro o caballo que al ser frotada con un cuerno de venado produce ritmos cadenciosos. Se acompaña con el sonido del “bote”, un teconte cubierto con cuero de venado, o un tambo, que se toca con una varita envuelta en cera de cuco. La armónica, también llamada flauta, complementa la música. Esta habilidad musical la poseen solo dos o tres personas del pueblo.
Se cree que los diablos representan a los espíritus de los muertos que vuelven para visitar a sus familias y los altares que les fueron colocados. Otras creencias señalan que los diablos son intermediarios entre la vida y la muerte, protegiendo a los vivos al impedir que los muertos visiten el mundo en otros días que no sea el Día de Muertos.