Pasatono Orquesta
Su trabajo expresa el sentimiento de la herencia de las armonías antiguas con arreglos y versiones que incluyen diversas influencias musicales, entre las que se encuentran el viejo jazz de Dixieland, los ritmos africanos presentes en el danzón y la rumba, y los ritmos húngaros que llegaron con las caravanas de gitanos que llevaban cine a los pueblos. Además, su música tradicional aglutina melodías de distintos orígenes y épocas, como la chilena, y sonidos europeos como la polka, el pasodoble, la marcha y la mazurka.
Pasatono Orquesta, que con su nombre rinde homenaje a la manera en que los viejos músicos mixtecos nombraban al diapasón del violín o del bajo, busca dar continuidad al uso de instrumentos emblemáticos para la región y que están en riesgo de desaparecer, como es el caso del bajo quinto, instrumento de cuerda de mayores dimensiones que una guitarra, con cinco pares de cuerdas de metal que funcionan como dos instrumentos en uno: el primero con función de bajo, y otro con acompañamiento armónico y contrapuntístico.
Bajo la dirección del compositor e intérprete de este instrumento, Rubén Luengas, todas estas manifestaciones han sido compartidas por Pasatono Orquesta a lo largo de sus veinticinco años de trayectoria.
Tras una travesía de años por Guerrero, Puebla, Oaxaca y la comunidad trasnacional mixteca, esta iniciativa, formada en 2008, se ha nutrido de los custodios de la música del “pueblo de las nubes”, considerados como “tesoros vivientes”, como lauderos, bajistas, banjistas, violinistas y compositores poseedores de un gran conocimiento. “Pasatono se resiste a dejar en el olvido los sonidos con los que nuestros abuelos forjaron los pueblos, las músicas que alegraron los fandangos, los instrumentos que enterraron a nuestros muertos y los cantos con los que nacimos, y como mixtecos de hoy, estamos seguros de que nuestro origen es nuestro destino”, afirma Luengas, también laudero e investigador.
Pasatono Orquesta se ha presentado en el Lincoln Center en Nueva York, el Kennedy Center en Washington, DC, el Getty Museum de Los Ángeles, el Museo de Arte Mexicano de Chicago, Festival de Verano en Bard College, Universidad de Oregon, Universidad de Stanford, Teatro Houston Miller, Instituto Smithsoniano de Arte, el Centro Nacional de las Artes en la Ciudad de México y en la Biblioteca Henestrosa en Oaxaca. Pero nunca ha dejado los fandangos en la comunidad de El Jicaral, Coicoyán de las Flores o Yucuquimi de Ocampo, de su natal Oaxaca.