En tiempos de pérdidas recibir salva. La aparición de la Covid–19 ha trastocado al mundo entero de muchas maneras y el mundo responde a la era que le toca vivir entregándose cada día para seguir en este plano. Los artistas responden creando, los escenarios se encienden después de 18 meses apagados y el público atiende para volver a vivir su festival.

Regresar al escenario en tiempos de pandemia  Agregar a Mi Cervantino

 

¿Cómo ha sido para los artistas, parados dutante tanto tiempo, regresar al escenario frente a un público con cubrebocas? Para los Triciclo Circus Band ha sido especialmente importante, pues algunos de los integrantes, como muchos mexicanos, fueron atravesados por la inesperada fatalidad del coronavirus que paralizó al mundo desde finales del 2019.  

En medio del dolor por la pérdida de las personas amadas, la consigna entre los deudos es que “la vida sigue”, subir a un escenario cargando a tus muertos es “honrarlos con vida”, la música palpita y los aplausos calman. Los Triciclo Circus Band dedicaron su primera presentación en el Cervantino a sus familiares fallecidos, al público que ha pasado por la pérdida de un ser querido y a todos los que han resistido el cierre de los escenarios.  

Eric Martínez Díaz, quien ha sido Triciclo desde el inicio de la banda, llegó a Guanajuato “dispuesto a celebrar la vida y el retorno a los escenarios, por fin, qué mejor manera de hacerlo que en este escenario extraordinario que nos ofrece el Cervantino”. 

El flautista de la banda perdió a su padre a causa de la Covid-19. “Era como una película de terror”, el músico enfermó en diciembre de 2020 y su padre se contagió a finales de enero de este año, pocos días después falleció, todo fue tan rápido que no tuvo oportunidad de detener el tiempo para decir adiós. No creyó que moriría la persona que apoyó su decisión de estudiar flauta en la Ollin Yoliztli, que le llenó los oídos con la música de Chet Baker y que lo llevó de viaje a Guanajuato a los seis años. “Era una situación como surrealista, preguntaba al aire ¿qué va a pasar? A mí me paralizó”.   

Ocho meses después de perder a su padre, Eric está frente al público cervantino, camina por el escenario mientras llegan a su mente los recuerdos de ese viaje de la infancia en Guanajuato y la idea de lo mucho que le habría gustado a su papá de verlo tocando en la Alhóndig. Con mucho valor, toma el micrófono a mitad del concierto para hablarnos de eso en lo que ha pensado los últimos meses:  

“La muerte tiene la cualidad de que es rápida, solo la ausencia es la que trastoca, y nos pega, y es difícil entenderla, y cuesta un tiempo contenerla, más nunca olvidamos a las personas que perdemos.  Esta etapa que estamos pasando es histórica y algunos, negativamente, fuimos trastocados, pero esperamos salir avante y que el recuerdo de aquellos que perdimos perdure en nuestros corazones”. Una intro rapeada sutilmente con profundo dolor y esperanza al mismo tiempo para presentar La ausencia, rola hecha en colabaroción con Lengualerta. “Lo que he dicho en el concierto, tristemente él ya no lo escuchará, pero espero que esas palabras den consuelo y afecto a las personas que perdieron a alguien en esta pandemia”. 

Triciclo Circus Band en su presentación durante el 49 FIC en Alhóndiga de Granaditas. Foto: Gabriel Morales. Archivo FIC. 

El Triciclo es uno antes de pandemia y otro después de pandemia. Seguramente usaremos esta forma de comparación muchas veces. Este concierto cervantino estaba programado para el 2020, pero la pandemia pospuso que la banda se presentara con un cartel elegido para cerrar con intensa alegría sus diez años pedaleando, pero una pandemia después, la lista de rolas a interpretar incluyó canciones que escribieron como homenaje a sus familiares fallecidos. Alejandro Preisser, lider del Triciclo, escribió No volverás: “es una canción que compuse para mi padre que también falleció por covid, pero también para toda la gente que se fue, finalmente la muerte es algo que nos pasa en algún momento de la vida, eso de que se te va a morir alguien nos pasará a todos”. 

Aunque Preisser reconoce que hace tiempo domina cualquier en vivo, esta vez estuvo extrañamente nervioso, no solo era el regreso a los escenarios con público presencial, sino también una especie de catarsis escénica con los músicos que han caminado con él a lo largo de la vida del Triciclo y que ahora, además de la música, comparten la experiencia de perder a alguien importante en este contexto tan doloroso. Fue un ofrecimiento lleno de vida a sus muertos, un concierto tan especial que dejar el escenario no resultaba fácil, pues la idea de que su padre, testigo de los derroteros del Triciclo, estaría orgulloso de ver que los muchachos por fin tocaban en el escenario principal del Cervantino, resultaba tan reconfortante que se animaba a prolongar la noche en la Alhóndiga. 

“Le hubiera gustado verme en el Cervantino, hace un año que íbamos a tocar acá estaba muy ansioso por venir... ...pero bueno, ha estado aquí junto con los papás de Eric, de Óscar, también de madres y de varias personas cercanas que han fallecido, mientras nosotros los honramos con mucho cariño”. Y aunque aún se descubre por momentos con un sentimiento de enojo e impotencia por la ausencia inesperada de su padre logra llevar el dolor a otro escalón donde puede abrazarse y recordar que aprovechó cada instante con esa persona que se ha ido. “Esa reflexión me llega para aplicarla a toda la gente que me ama y que yo también amo, o sea siempre estar con ellos y no fallarles nunca porque no sabes cuándo se van a ir”. 

Alejandro Preisser en el 49 Festival Internacional Cervantino. Foto: Gabriel Morales. Archivo FIC.

Son estas situaciones las que empujan a sacar lo mejor. La pandemia ha mostrado lo vulnerable que es el ser humano y la importancia de adaptarse a cualquier situación por extrema que sea. “La gente está de pie frente a la pandemia, la vida está continuando, las personas están poniendo de su parte, yo vi como en las coleadas el público guardaba la distancia. En cada terreno las personas hemos aprendido algo nuevo”, menciona Eric, mientras piensa que la lección de este tiempo es saber que “la vida tiene planes distintos a los tuyos” y aunque suene choteado y con un optimismo que parece exagerado debemos “vivir con el máximo esplendor cada momento de nuestras vidas”.  

Así lució la Alhóndiga de Granaditas con aforo al treinta porciento; el público hace coleadas con sana distancia. Foto: Gabriel Morales. Archivo FIC. 

Puede ser que un día hablemos de la pandemia como anécdota, pero por ahora parece un momento que se alarga sin un final a la vista. El Cervantino se ha preparado para que el público vuelva a vivir las artes escénicas en vivo. Respeta las medidas de cuidado que reducen los riesgos de contagio: se prefirieron sedes al aire libre que espacios cerrados, se redujo el aforo en un cincuenta por ciento así como las acreditaciones de prensa, se estableció el uso obligatorio y correcto del cubrebocas, la aplicación de gel antibacterial y el respeto de la sana distancia, se adoptaron medidas al ingresar y desalojar las salas para evitar aglomeraciones y es reglamentario presentar test covid negativo para artistas, prensa, staff, organizadores y voluntarios. Antes de la pandemia, la sala de prensa solía ser punto de encuentro y trabajo, hoy los periodistas escriben en su habitación para evitar contactos innecesarios, los artistas piden entrevistas por zoom y exigen que las personas que entren en contacto durante su estancia en Guanajuato sea personal verificado. Los cubrebocas son parte del atuendo arriba y abajo del escenario. La ciudad que antes de la pandemia podía recibir más de 400 mil visitantes en época cervantina hoy se reactiva con precaución, pero con la urgencia de regresar al ruedo.  

“Si sufre ausencia tu corazón abrázate fuerte, alíviate de ese dolor con calma mi hermana...”.