A 100 años de la creación de uno de los movimientos artísticos más importantes de México y el mundo, Eduardo Vázquez Martín, coordinador ejecutivo del mandato del Antiguo Colegio de San Ildefonso, habla sobre la serie de conferencias organizadas por el Colegio que dirige para reflexionar sobre el valor artístico y cultural del muralismo:
"Estamos cumpliendo 100 años del nacimiento del muralismo. Es el movimiento artístico mexicano que más ha tenido repercusión en las artes mundiales, quizás después del arte prehispánico. O sea, la presencia de México en el mundo y de su arte por lo menos en las artes plásticas. Claro, tiene como punto de partida el gran arte de los pueblos originarios, el gran arte prehispánico, maya, mexica, y después es el muralismo. Alguien me corregía y me decía “no, y después Frida Kahlo”. Quizá sí, después del arte prehispánico, el muralismo y esta compañera del movimiento muralista, que es un fenómeno evidentemente en todo el mundo como una artista muy conocida, pero forma parte de alguna manera de este espíritu.
Lo que hemos querido es entender que pasó hace 100 años. Nuestro esfuerzo no va dirigido a enumerar murales o mostrar cada uno de ellos, sino tratar de reconstruir y entender: ¿qué pasó hace 100 años en nuestro país que surge un movimiento artístico de estas características? Para entender eso hemos hecho diferentes ejercicios. Hemos hecho un libro que se presentará y estará a la venta en todas las presentaciones, El espíritu del 22, que es un primer ejercicio profundo para entenderlo. Hemos desarrollado un seminario en el propio Colegio de San Ildefonso y ahora tenemos la gran suerte de traer esa reflexión a Guanajuato, nada menos que la tierra de Diego Rivera y del primer mural de Diego Rivera que está, como ustedes saben, en el Colegio de San Ildefonso.
Entonces nos hemos preguntado y hemos intentado responder a esta pregunta, ¿qué pasó hace 100 años? Hemos visto que se cruzan diferentes hechos históricos en 1922. El momento más violento de la Revolución Mexicana estaba terminando y había terminado el periodo también, que se nos olvida mucho, pero ahora lo vamos a entender más, de la gran pandemia de la influenza española que cobró miles de vidas. Se estaban creando las instituciones públicas más importantes del país, por ejemplo, la Secretaría de Educación Pública y se nombraba al profesor José Vasconcelos al frente.
José Vasconcelos
José Vasconcelos en el gobierno del General Álvaro Obregón se propuso hacer una gran transformación de la política cultural del país. Es quizás el momento cúspide de una política cultural y educativa trascendental para el país. Creó la Secretaría de Educación Pública; las misiones culturales que iban a todos los rincones del país a enseñar Artes, oficios y letras; impulsó una renovación de la educación de la Escuela Nacional Preparatoria con énfasis en el humanismo, la historia y la literatura; hizo imprimir miles y miles de libros de los clásicos desde La Odisea y La Ilíada, los libros verdes de tamaño pequeño que fue la primera gran campaña, no de alfabetización, sino de fomento a la lectura de la que tenga memoria la cultura en México; e hizo un proyecto de artes plásticas.
Vasconcelos pensaba que la historia de la cultura en México, de la educación y de la religión, pasaba por los murales; que no se podía entender la manera de concebir el mundo y los pueblos originarios sin los murales de Palenque y los relieves del Templo Mayor, y sin la enorme influencia teotihuacana, etcétera. Es decir, sabía que la manera de entender el mundo tenía mucho que ver con la manera de socializar las ideas de cada época a través de las artes plásticas. Que no se podía entender tampoco, por ejemplo, la evangelización de México sin los grandes murales en los conventos y en los grandes cuadros de óleo en las iglesias; que gracias a esa imaginería también se pudo hacer la evangelización.
Él pensaba que la nueva evangelización era el evangelio de la revolución, el evangelio de la justicia social, el evangelio que le daba un lugar a los nuevos pueblos que habían tomado un protagonismo importantísimo en la historia de México: campesinos, indígenas, obreros. La historia de México tenía que transmitirse a través del muralismo.
Entonces para esta idea convocó a Diego Rivera que estaba en París. Este era un pintor ligado a las vanguardias artísticas, que estaba dialogando con Pablo Picasso y, sobre todo, desarrollando la estética del cubismo. Invitó, también, a los jóvenes pintores de México. Había un grupo muy sólido de pintores que estaban impulsando las escuelas de pintura al aire libre, que eran proyectos sociales de pintar en los pueblos de México; salirse de la Academia que estaba en el centro e ir a Xochimilco, Milpa Alta y Coyoacán (que entonces era lejísimos de la Ciudad de México) y encontrarse con esos paisajes. Con esto, dejar de pintar, decían ellos mismos, como si viviéramos en Europa, pues en la Academia se estudiaba pintura dibujando yesos, la Victoria de Samotracia, imitaciones del arte renacentista en la Ciudad de México. Estos pintores dicen “vamos a salir a encontrarnos con México”. Eran descendientes y tenían esa influencia del gran Saturno Herrán que tiene esa mirada y del Dr. Atl que estaba mirando el paisaje de México.
La Creación de Diego Rivera
Esos jóvenes pintores eran Fernando Leal; Jean Charlot, que era un joven francés que había llegado a México huyendo de esa terrible guerra del 17; un jovencito de un talento extraordinario de una rebeldía enloquecida de una familia de tres revolucionarios ejemplares que era Fermín Revueltas, hermano de José, del músico y de la bailarina; estaba Ramón Alva de la Canal, una persona muy ligado a otros movimientos de los que ahorita hablaré y, por último, llegan David Alfonso Siqueiros que estaba de agregado militar en Europa, peleando del lado carrancista y José Clemente Orozco que ya trabajaba desde el gobierno de Carranza en el proyecto de Vasconcelos ilustrando libros de texto. Estos serán los primeros, el primer núcleo que funda el muralismo y lo funda en San Ildefonso. Es decir, lo que les da José Vasconcelos son los muros de lo que era en realidad, la Escuela Nacional Preparatoria. Ese nombre que conservamos de San Ildefonso desde el viejo colegio jesuita, pero que quizás habría que decirlo para entender mejor el espíritu revolucionario de la época que les daba los muros de la Escuela Nacional Preparatoria. De este modo, los alienta a caminar por su colegio y encontrar la historia de México. Que vieran, por ejemplo, la caída de Tenochtitlan, La matanza del Templo Mayor de Jean Charlot; vieran el resultado de la matanza, de la conquista en el secretismo cultural de Los danzantes de Chalma de Fernando Leal; vieran al Adán y Eva, a los fundadores de México, Cortés y la Malinche; vieran la conquista espiritual a través de las representaciones de los franciscanos también de Orozco; se encontraran con la llegada de la cruz a América pintada por Alva de la Canal y, enfrente, el resultado de la llegada del cristianismo a América, que es el nacimiento de lo que puede leerse como una religión diferente, una religión americana propia: el guadalupanismo. Vemos a la Virgen de Guadalupe pintada nada menos que por marxistas como Fermín Revueltas. Después la Revolución Mexicana y la crítica social radical de Orozco, la hoz y martillo pintados por Siqueiros o la liberación de las cadenas. En fin, una serie de elementos. Todo eso sucede entre el año 22 y el año 25. A finales del 26 ya todos están fuera.
Los danzantes de Chalma, de Fernando Leal
Ese momento transforma a la Escuela Nacional Preparatoria en el gran laboratorio de arte moderno del país y uno de los grandes laboratorios del mundo. Esos pintores no están cada uno abstraído en su muro, están mirando lo que hace el otro. Incluso a nivel de técnicas. No se sabía hacer el fresco en aquel entonces. Este tiene que ver con la llegada de un artista como Javier Guerrero que viene de Jalisco, que era pintor de haciendas y que sabía que la baba de nopal era muy efectiva para fijar el fresco, etcétera. Ahí es una confluencia de personas que se están viendo, están imaginando y se están dando cuenta, están conscientes de que están viviendo una gran transformación del arte de su época, que están hablándole a un pueblo que acaba de hacer una revolución, que ha perdido un millón de vidas, que se están fundando las nuevas escuelas y que ellos tienen una misión que aportar. No solo están pintando los muros, se están organizando. Eran un sindicato de obreros técnicos, de pintores y escultores de México, donde están todos ellos y sus ayudantes. Junto a ellos estaba Nahuí Ollín, modelo de Diego Rivera, y estaba Tina Modotti tomando la fotografía del trabajo que hacían. Estaban los escritores estridentistas, que estaban interesados en lo que estaba pasando ahí y muchos de ellos se harían estridentistas. En fin, fue un momento de enorme efervescencia que para, por ejemplo, Jean Charlot fue el renacimiento de México.
Eso es lo que queremos contar. Yo digo que es como contar el Big Bang, ¿no? Es decir, ahí nace el muralismo y llegará a Chicago, Buenos Aires, Alemania; transformará las artes en todo el continente, en Brasil, Los Ángeles. Desde luego de la Ciudad de México se irá a Jalisco en el gran Hospicio, a Cabañas, a Morelia donde se irá Alva de la Canal. En fin, inundará de alguna manera cada Palacio Municipal donde habrá una suerte de ensayo.
Nahui Ollín
El muralismo es parte del lenguaje artístico del siglo XX y quizás de otras manifestaciones del norte que se dieron en el transcurso de este tiempo, desde los años 70 con Arnold Belkin, los murales de Osaka, que están no aquí muy lejos en Zacatecas en el Museo de Arte Abstracto. El muralismo se irá a artistas como Cauduro. De hecho, una de las actividades que tendremos es sobre la presentación del libro de Rafael Cauduro, que es uno de los últimos muralistas, con uno de los murales más extraordinarios, complejos y críticos en la Suprema Corte de Justicia. Este mural habla sobre la injusticia en México que no deja de ser, desgraciadamente, tan necesario y pertinente. Igual llega hasta las manifestaciones contemporáneas del día de hoy que pasan por el grafiti, que tienen que ver con la toma de los de azoteas y muros, etcétera. Y por movimientos sociales. El muralismo se ha transformado en toda una escuela del arte en general, en el movimiento zapatista; que también haya una escuela de artistas que crecieron en tantos murales y que hoy son artistas reconocidos que están en el ambiente cultural. Desde luego, no puede faltar la pintura oaxaqueña y la pintura de todo el país. El arte chicano tampoco se puede entender sin la presencia del muralismo, en fin, como ven es un tema que me apasiona, es un tema que nos apasiona a todos los que hemos estado trabajando en esto. Vienen a las conferencias que nos han convocado la Ciudad de México y Ángel Ancona investigadores de distintas instituciones de estéticas de la UNAM, del Instituto de Bellas Artes y del propio colegio de San Ildefonso.
De eso se trata nuestra presencia".