Naysha, música de raíz andina con mensaje de género Agregar a Mi Cervantino

 

Carga con su charango y se planta en el escenario con enorme seguridad, esta joven cantautora y multiinstrumentista ha dejado de ser la sorpresa de los Panamericanos del 2019 para convertirse en una artista a la que no hay que quitarle los oídos de encima; va con su música de raíz andina a festivales y foros del mundo ganando experiencia y reconocimiento.

Antes de salir al escenario, Naysha dice a su grupo:

“¡Chicas, nos hemos preparado para esto… estamos aquí porque nos hemos esforzado mucho, con todo el derecho de pararnos en el escenario y darlo todo!” Ana Paula Alva es bajista, Sayuri Espinoza percusionista y Jonathan Mendoza guitarrista.  Naysha habla de las diferencias de género y lo mucho que cuesta a las mujeres subir al escenario, ella a elegido a dos jóvenes para acompañarla tocando: “ellas han estudiado, son especialistas en sus instrumentos, les gusta tocar, pero además son compositoras y arreglistas, como yo. Nos hemos preparado, junto con Jonathan para esto, para estar donde bota nuestra adrenalina”.

A Naysha la música le entró por la boca, suele contar cómo su padre la acercó a la música a partir del infalible sistema de recompensas, cada vez que la niña de siete años se aprendía una canción, su papá le compraba un pastel o un pie. Con su padre formó el dueto Inti & Killa’, pasaban por todos los restaurantes y localitos de Chincha llevando música del folclor peruano y vendiendo accesorios. Más tarde estudió canto en un taller con la intención de “hacerlo bien”, entonces dejó la calle para cantar en eventos donde la contrataban por su empática interpretación que conectaba con públicos diversos. Su familia migró a Junín, ahí grabó su primer disco Contra viento y Marea, decidida a profesionalizarse, viajó a Lima para estudiar música en la universidad, su segundo disco que lleva su nombre trajo como consecuencia la invitación a cantar en los Juegos Panamericanos pues los organizadores buscaban a una artista que tocará el charango y que pudiera atraer a los jóvenes.

 

Ese mismo año fue invitada al HAY Festival en Arequipa, en un conversatorio junto a los también compositores Lucho Quequezana y Pedro Rodríguez, además ha sido acreedora al fondo iberoamericano Ibermúsicas por el proyecto de investigación “La Música en la Historia Sudamericana” presentado junto con el músico argentino Iván Deiana.

En abril del 2021, rindió homenaje a la Tierra en su día internacional con el estreno de Aitanaji, canción en lengua asháninka que en español significa ¡Ya basta!, para reflexionar sobre nuestra relación con la naturaleza: “Lo que me cautivó de la cultura asháninka es su cosmovisión respecto a la madre tierra. Para ellos no es tan importante construir un edificio, para ellos es más importante conservar la tierra porque no es de su propiedad; la tierra es algo que está vivo y que les ha dado un espacio para existir mientras están de pasada. Además de la capacidad de la mujer para cumplir un rol ‘no convencional’. Ya hay que sacudirnos de eso, así como ellos lo hacen con esa forma de ver el mundo”.

Ahora está a punto de lanzar su tercer disco, el que inició en medio de la pandemia, que le dejó pocas horas de sueño, pero le hizo crecer el corazón. “quisiera decirle a mi versión de hace un año que su fe tiene todo el sentido del mundo”. Este es el mensaje que quiere regar como pólvora entre las mujeres que como ella están en la búsqueda de su ser.

“Hay que decir una cosa, en el Perú se viene una ola de mujeres que producen, que hacen arreglos, que son compositoras y crean; que trabajan muy fuerte, en orden y con el corazón. En el mundo se está notando eso”.

Con Machita Mujer Caporal, un movimiento de empoderamiento femenino a través de la danza y la música, Naysha encontró un discurso más contundente que le ha ayudado a hacer sonar en sus canciones los temas urgentes que le interesan, como lo hace en Baila contigo, canción que eligió para cerrar su concierto cervantino:

“Este fue un punto de quiebre que hizo nacer está canción, para mí fluyó de manera muy natural reescribirla porque he tenido muchos momentos en los que me ha tocado transformarme así, sola, y hacerles frente a muchos cuestionamientos, a muchas realidades, a mucha desigualdad”. Baila era una canción que se transformó en Baila contigo para poder contar de manera directa todo este tema de la violencia a la mujer que en Perú también vivimos a diario, semana a semana, para poder hacer un frente a la violencia.

“Machita Mujer Caporal es también una tradición, viene de un personaje del altiplano, viene de la danza caporales que siempre bailaban los hombres. Entonces, se rebelan y bailan también las mujeres con traje masculino, porque quieren, porque les gusta”.

Para nadie es nuevo que la industria musical, en todos sus niveles, ejerce una desigualdad de género que inevitablemente afecta el resultado de los proyectos musicales: “hay una diferencia muy marcada en la forma como se trata a una mujer en la música o sobre el rol que debe tener en la escena. Mi forma de revelarme, además de Baila contigo como acto de creación, es también haciendo las cosas que ni yo misma esperaba lograr cuando en mi cabeza estaban metidos los mensajes machistas. Empecé a componer, ahora soy productora de mi propia música, dirijo a mi propia banda porque me gusta y me nace. Creo que esa es la mejor forma de rebelarse, no solo en la música, sino en distintas disciplinas, en todas las profesiones y en todas las edades; hacerle frente a esta desigualdad con acciones, haciendo lo que nos gusta hacer”.

Yo soy muy creyente, de repente tengo muchísima fe en que todo puede cambiar y en que la música ayuda mucho a transformar. Así que llevarlo con Baila contigo es un honor y un sueño. Así que, nada, seguiré trabajando por eso.

¿Qué ha sido lo más difícil para ganarte tu escenario?

“Muchas veces las mujeres somos sexualizadas para el entretenimiento. He tenido que luchar contra eso, y muchas veces yo no entendía por qué tenía que ser así, cuando era adolescente. Fue la etapa en la que yo todavía seguía al pie todo lo que me decían, ahora soy yo quien toma la decisión. Es clave hacerte cargo y responsable de tus deseos, de tus decisiones, parece que no fuera normal, esa liberación es la que necesitamos, y es la que es muy difícil de lograr porque seguimos viviendo mucho en el machismo, pero aquí estamos listas para tocar”.