Emociones al límite se vivieron el último viernes del 53 Cervantino

● Reino Unido y Veracruz unidos en un fandango con gaitas
● El Dúo Dillon - Torquati rindió homenaje a Johannes Brahms, Leoš Janáček y Dmitri Shostakóvich
● Niñas, niños y jóvenes acompañaron la aventura de “El Mosquito de Storyville”
● Paquito Cruz Trío ofreció una gala de virtuosismo en la intimidad del jazz
● La pasión y desenfreno en Elektra llenó el Teatro Juá

Emociones al límite se vivieron el último viernes del 53 Cervantino

La piedra centenaria del Templo del Señor Santiago Apóstol se convirtió en caja de resonancia para una tarde de profunda emoción musical. Bajo la luz cálida de los pequeños vitrales, el Dúo Dillon – Torquati ofreció un recorrido por la intensidad del alma europea en un concierto que unió historia, virtuosismo y sensibilidad.


El motivo fue especial; conmemorar los cincuenta años del fallecimiento de Dmitri Shostakóvich, el músico soviético que supo transformar la angustia en arte. En su memoria, los italianos Francesco Dillon (violonchelo) y Emanuele Torquati (piano) interpretaron la “Sonata en re menor, op. 40”, obra que escribió en 1934, cuando el compositor se situaba entre la euforia creativa y la censura.

Fue un diálogo íntimo entre ambos instrumentos: el violonchelo desplegó su sonoridad amplia y melancólica, al tiempo que el piano creaba arpegios luminosos y repentinos estallidos de energía, con piezas como “Pohádka”, de Leoš Janáček, inspirada en cuentos rusos, y la majestuosa “Sonata en mi menor, op. 38”, de Johannes Brahms.


Casi al final, los aplausos resonaron tanto que los músicos italianos volvieron al escenario para interpretar, fuera de programa, “Après d’un rêve”, del compositor francés Gabriel Fauré.

Un mosquito que persigue sus sueños


Más tarde, el Teatro Principal recibió a públicos de todas las edades que, emocionados, siguieron la aventura del “Mosquito de Storyville”, una fábula que unió títeres, música, efectos visuales y sonoros para crear una novela gráfica animada en vivo.


El escenario del teatro parecía una exposición de veinte maquetas y en cada una había cámaras y luces especiales que controlaba un equipo de quince personas vestidas de negro, conectadas con micrófonos y audífonos. El público, en el que había muchas niñas y niños, pronto llenó el recinto para descubrir cómo es crear en vivo y en una sola toma una película.


Antes de empezar, el equipo invitó al público a apoyar a Mosquito, el personaje principal, cuando fuera necesario. También, disculparon a Kid Koala, quien no pudo estar; no obstante, aseguraron que darían de sí para que la presentación fuera todo lo que el público esperaba, y no fallaron. Cuando el trío de cuerdas inició, ya había vocecitas infantiles emocionadas con los sonidos y los visuales que se presentaron en una gran pantalla. Ahí, el público siguió toda la historia.


Mosquito, el protagonista, llegó a Storyville para perseguir el sueño de ser un gran músico; de inmediato los conflictos aparecieron, desde un envidioso insecto, hasta un empresario musical que no era amable. Pero también hubo momentos románticos y amistosos con una cigarra, un topo, ardillas, palomas y un par de rebanadas de pan. 

Las vicisitudes de Mosquito preocupaban al público, que desde su butaca a veces gritaba “¡no!”, “¿pero qué hace?”, “ese es malo”; o reía en los momentos cómicos y suspiraba “ahhh”, cuando el amor tocaba al esperanzado músico.


El ambiente fue hecho a detalle y, tuvo guiños especiales para el público guanajuatense; por ejemplo, Mosquito visitó la Feria de León, y, en una escena en el restaurante, hubo pan de muerto.


Cerca de setenta marionetas estuvieron en escena para contar una historia, sencilla pero no por eso menos elocuente y emotiva, con un gran mensaje que resonó en chicos y grandes: “la felicidad está a tu lado”.


En conversación con medios previa a su actuación, Patrick Martel, director y diseñador de marionetas y escenografía, habló de los retos técnicos de la puesta en escena: “Hay un proceso que sucede antes del espectáculo, prepararse para filmar algo, para tener los ángulos indicados. Algo que agrega más complejidad al asunto es que hay varias tomas que están sucediendo al mismo tiempo en el escenario. Lo que se ve en pantalla es como si estuvieras viendo una película, como si todas esas tomas distintas fueran una sola, entonces tenemos que estar bien coordinados”, afirmó.

Dijo también que “el proyecto está inspirado en muchas formas en la obra de Charles Chaplin, principalmente porque nosotros tampoco usamos palabras en ningún momento. Tenemos que valernos de la intención, del ritmo, emociones, de todo lo que involucra el proyecto de las marionetas, de la narrativa, para comunicar la historia”, concluyó.


Celtic Fandango

Asimismo, la Alhóndiga de Granaditas se llenó de emociones, ritmos y colores con un espectáculo único dentro del 53 Festival Internacional Cervantino. Músicos mexicanos y artistas escoceses unieron sus voces, instrumentos y pasos para celebrar un diálogo sin palabras: la música como lenguaje universal.


Entre fusiones de sonidos celtas y raíces jarochas, el público fue parte de un viaje sonoro que honró la tradición y la identidad de ambos pueblos. Fue una noche en la que la pasión ancestral de Escocia se abrazó con la vitalidad cultural de México, un puente que solo el arte construye.


En conversación previa, el multi-instrumentista Juan José Duarte destacó las cercanías entre ambas tradiciones: ”Toda la música escocesa, en su naturaleza rítmica, tiene similitudes con el son huasteco y jarocho. Por ejemplo, la gigas irlandesa es un género que está en un compás de 3/8, igual que el son huasteco y jarocho. Das tres pasitos y ya estás en algo que se parece muchísimo. Claro, la instrumentación cambia, en México no tenemos una gaita tradicional. Pero ellos traen los “whistles”, similares a flautas, y un acordeón, como el de nuestra música norteña. Esa es la idea del proyecto: ver qué tantas similitudes hay entre la música escocesa y mexicana y qué sucede si las juntamos. Ese es el planteamiento de este concierto: mezclar culturas y divertirnos mientras lo hacemos”.


Por su parte, Patsy Reid, violinista escocesa, habló del proceso de preparación previo: “intentamos hacer un repertorio que cubriera tanto canciones tradicionales como composiciones propias que queríamos compartir con el público. También trajimos melodías que pueden funcionar para colaborar con la delegación mexicana. Ellos también vinieron con sus piezas, y en los últimos días hemos pasado por un proceso en el que hacemos y recibimos muchas sugerencias. Ha sido muy colaborativo y natural, muy positivo. Nos hemos unido muy bien para que esto funcione”.

Elektra y la venganza

La ópera Elektra, de Richard Strauss, llenó el Teatro Juárez de la potencia interpretativa de la Compañía Nacional de Ópera del INBAL y el Coro Staccato (Coro de Cámara de la UNAM), con coreografía de Vivian Cruz y dirección concertadora de Stefan Lano.


El público, que llenó el recinto, siguió el viaje emocional de la protagonista, al tener la mente y el corazón llenos de un deseo de venganza, ese sentimiento contaminó todo a su alrededor. Se trata de uno de los títulos más desafiantes, vibrantes y trascendentes del repertorio lírico universal; explora la intensidad de las pasiones humanas a través de un lenguaje musical innovador y de gran expresividad dramática.


Al término, los aplausos resonaron por todo el recinto y siguieron por más de cinco minutos, con el público de pie.

Paquito Cruz Trío

Para cerrar el día se ofreció una presentación íntima y llena de ritmo con Paquito Cruz Trío en la penúltima sesión del Trasnoche. A Cruz, al piano, lo acompañaron en el escenario Aldemar Valentín –bajista puertorriqueño– y Alex Lozano –baterista originario de Torreón-.
La presentación abrió con un set nuevo, que Paquito Cruz creó, en específico para el 53 FIC, “todavía no tiene nombre, así que si me ven por ahí, acepto sugerencias”, dijo al público cervantino. Siguió con piezas de su segundo material, “Retratos xalapeños”, en las que se reflejaron las múltiples influencias del huapango, y continuó con una muestra de “Reminiscencias”, su material más reciente en el cual se explora el flamenco.

 

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