Emilia vive frecuentemente ensimismada en sus pensamientos. El interior de su mente se volvió un segundo hogar al que convirtió en un refugio, un espacio seguro que puede controlar y un escondite del mundo exterior en donde la fantasía y los sueños son su mejor compañía; sin embargo, hace tiempo descubrió que incluso ahí, existe un lugar peligroso y descomunal, cuyos misterios y criaturas le asustan y paralizan. Ambientado en un mundo onírico, la estética del cortometraje está inspirada en escenarios marinos que representan la parte más profunda y peligrosa dentro de la mente de la protagonista. De esta manera, se busca visibilizar la importancia de la salud mental y el reconocimiento de una condición que afecta a muchas personas desde la infancia y la adolescencia.