Poesía dancística, clown callejero  y cromatismo vocal impresionan en el FIC 51

• La Beijing Dance Theater presentó una antología poético-dancística. 

• Oki Dok reveló las sonrisas de chicos y grandes con un espectáculo de clown sencillamente magnífico.  

• Elena Rivera y Jorge Robaina ofrecieron una tarde de añoranza y reverencia a la canción ibérica. 

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En representación de la República Popular de China, la Beijing Dance Theater presentó Tres poemas, una trilogía dancística que replantea el sentido espiritual de las personas mediante la corporalidad y temas como el amor, las relaciones  humanas y la energía. “El amor es el inicio de todo. Todos lo necesitamos para vivir y construir relaciones sanas”, expresó Wang YuanYuan , directora de la agrupación china fundada en 2008.   

Manzana venenosa inauguró esta antología poética en la que yace el deseo, el pecado y la tentación. Los bailarines danzaron en una reconstrucción del Jardín del Edén, mientras eran guiados por el fruto prohibido. Este se convirtió en un motivo y símbolo de movimiento, acompañado de secuencias de ballet contemporáneo ligeras y fluidas. 

La segunda parte del programa correspondió al poema Wu I, una batalla de movimientos enérgicos, pausados y definidos que evidenció el dominio técnico de los bailarines y una profunda proyección que traspasó los límites del escenario. Los cuerpos cortaron el espacio con líneas rectas dibujadas por las piernas y los brazos, que terminaron rompiendo la forma mediante ondulaciones serperteantes del torso. 

Su participación en el Festival Internacional Cervantino (FIC) 51 concluyó con El ruiseñor y la rosa, basada en el cuento de Oscar Wilde. En este se relata la historia de un amor trágico frenado por la avaricia. Un joven se enamora de una hermosa chica y, en su intento por conquistarla, hace todo lo posible por conseguir una rosa roja. 

La única solución es pintar una flor blanca con su propia sangre, lo cual resulta insuficiente frente a la ambición de la joven.  

La compañía es una de las más influyentes en la escena dancística contemporánea y es fiel a la idea de que hay habilidades artísticas que deben ser descubiertas para el enriquecimiento del lenguaje de movimiento. 

Detrás de un rostro serio existe una sonrisa y Benoît Devos y Xavier Bouvier saben cómo descubrirlas. Este dueto de circenses belgas, mejor conocido como Oki Dok, tiene la misión de mostrar el lado divertido de la vida mediante actuaciones de clown acompañadas de acrobacia, mimo y danza. 

Su actuación en el FIC provocó las risas de chicos y grandes, quienes acudieron a la Plaza Mexiamora para vivir Una experiencia en calzoncillos. Este espectáculo contó la historia de Gerard y Philippe, dos hombres musculosos con habilidades sorprendentes que esperan ser seleccionados en una búsqueda de talentos. Una pipa, un par de calzoncillos gigantes y un poco de imaginación fue todo lo que necesitaron para revelar las carcajadas del público. 

Esta improvisación ausente de palabras tiene como objetivo abrir un espacio a la expresión callejera, sin expectativas y pretensiones. Es un diálogo permanente que se nutre de la interacción con el público, la creatividad e increíble actuación de este dúo de artistas.  

Su presentación en México es tan solo una de las más de 800 paradas que han hecho alrededor del mundo. Slips Inside —o Una experiencia en calzoncillos— se estrenó en 2009 y desde entonces buscan seguir sorprendiendo a las audiencias con acciones simples. Un espectáculo sencillamente magnífico capaz de transformar el presente en un recuerdo feliz. 

De la alegría a la melancolía, la voz de Elena Rivera llevó a los asistentes del Templo de la Compañía de Jesús Oratorio de San Felipe Neri por un viaje emocional, generado por canciones clásicas inolvidables. Su cromatismo vocal encajó a la perfección con el fino toque de Jorge Robaina en el piano, en un homenaje a Emiliana Zubeldía y otros grandes compositores españoles, como Enrique Granados y Jesús García Leoz. 

Los comentarios de la soprano entre una pieza y otra hicieron del concierto un evento casi didáctico, en el que se explicó brevemente la importancia del periodo musical en el que surgieron las piezas presentadas. 

Robaina modificó el orden del programa musical para interpretar en orden consecutivo los solos de piano Danza de la muñeca de cristal y Las fuentes de la Alhambra. Esto sirvió como preparación a la alternancia de temas de Zubeldía, quien influyó notablemente en el desarrollo de la música y cultura sonorense en las últimas décadas del siglo XX. 

Fue así como Elena Rivera y Jorge Robaina ofrecieron una tarde musical suave al oído, como remembranza de la música española y las aportaciones inmortales de sus compositores contemporáneos. 

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