El teatro y la música que presentan diferentes paisajes en el 52 FIC
- La obra 'Protocolo del quebranto' explora las fronteras del poder, la justicia o la moralidad
- Los montajes musicales del día corrieron a cargo de Ensamble A Tempo, Gato Negro, No Jazz Band, la Banda de Música del Estado de Guanajuato y la Banda Municipal Juventino Rosas
El sexto día de actividades de la quincuagésima segunda edición del Festival Internacional Cervantino (52 FIC) mostró lo mejor del teatro programado para este año. Por un lado, Protocolo del Quebranto y por el otro Entremeses Cervantinos. La primera es una coproducción traída desde España por Unahoramenos y Teatro Pérez Galdó. La segunda es un clásico del Festival que no ha dejado de montarse desde sus inicios.
Protocolo del Quebranto
Protocolo del Quebranto es, en pocas palabras, una cruda metáfora de los horrores de la guerra. La coproducción de Unahoramenos y Teatro Pérez Galdós mostró la locura de quien ha sobrevivido a la violencia. El público reunido en el Teatro Principal de Guanajuato fue testigo de una historia basada en testimonios reales que el reconocido director Mario Vega, fue recolectando poco a poco hasta darle forma al texto.
El producto final es una obra en la que se exploran las fronteras de conceptos tan abstractos como el poder, la justicia o la moralidad. En un amasijo de escenas que invitan al análisis de las relaciones humanas vistas desde la perspectiva que da la necesidad de supervivencia.
Teatro Universitario de la Universidad de Guanajuato / Entremeses Cervantinos
Estas escenas concebidas por el 'manco de Lepanto' lo comenzaron todo. La primera presentación de los Entremeses Cervantinos en el marco de la edición 52 del Festival Internacional Cervantino, se llevó a cabo ante una nutrida concurrencia en la Plaza de San Roque.
La obra inmortal de Miguel de Cervantes Saavedra, escenificada como cada año en el icónico lugar del Centro de Guanajuato, comenzó con los actores reunidos en la plaza, vestidos para la obra, entregando un ramo de flores a los pies de la cruz de Plaza de San Roque, en honor a Francisco Caballero Vertiz. Un actor legendario del Teatro Universitario de Guanajuato, que falleciera en septiembre pasado tras 56 años de carrera teatral.
Desde 1953, el teatro Universitario ha representado la obra teatral y la función de esta noche comenzó con los amigos cantando al bajar la calle y la tradición de encendido de antorchas, el sonido de las campanas de la iglesia y el aire frío de Guanajuato. Son las imágenes que inspiraron la creación del Festival Internacional Cervantino, como un retablo del siglo XVI que hubiera atravesado épocas, con los actores surcando el escenario en una noche cualquiera, de otros tiempos.
Alberto Villareal y Luis Villalobos
Por medio de la puesta en escena Torno y Retorno Ocre Quemado, los oaxaqueños Alberto Villareal y Luis Villalobos, lograron hacer estremecer al público del Teatro Cervantes. La puesta presenta a un artesano en escena, quien narra su infancia como aprendiz, las vicisitudes de su adolescencia como migrante, su acercamiento con pandillas y, finalmente, su redención en el arte.
La creación de esta obra se remonta a 2018, cuando los artistas se dieron a la tarea de recorrer talleres de artesanos por todo Oaxaca en busca de ser aceptados como aprendices. Finalmente, el maestro Claudio de Etla aceptó a Villalobos como estudiante, fue entonces que escribió la dramaturgia y conceptualizó el montaje.
El producto final es una ficción histórica, la cual toma como base “cosas que se cuentan en talleres de artesanos”, lo cual se relaciona con hechos importantes sobre el estado de Oaxaca.
Ensamble A Tempo
El Templo de la Compañía de Jesús Oratorio de San Felipe Neri resultó un lugar perfecto para los ritmos del Ensamble A Tempo. Desde los cavernosos pasajes invocados por el contrabajo y los metales, que terminan en una disolución de silencio temporal, el piano en que las claves apenas se presionan y las cuerdas como en un reiterativo ritual de afinación, la inmensa nave del icónico Templo sirvió para presentar las obras de talentosos artistas guanajuatenses de la música y las letras contemporáneas.
A medio camino entre la música de banda sonora para un filme, el dodecafonismo de Schönberg, o la jam session de una banda de jazz de vanguardia, Ensamble A Tempo entregó un programa producto de una convocatoria al talento de músicos y escritores del estado. En Túnel de Pájaros, los músicos agitan un pañuelo y el tema vive y muere por las atonalidades de los instrumentos que parecen no ir a ninguna parte. Los tres demonios de la vida tuvo la recitación simultánea de Manuel Modesto, con la música canalizando los estados de ánimo del joven creador.
Banda de Música del Estado de Guanajuato y la Banda Municipal Juventino Rosas
La Explanada de la Alhóndiga de las Granaditas recibió a la Banda de Música del Estado de Guanajuato y a la Banda Municipal Juventino Rosas. Interpretaron una serie de canciones originarias del estado en un homenaje al talento de casa. En su setlist destacaron obras como Júpiter, Dama de Honor y un popurri de polkas. Cerraron con un clásico del maestro Juventino Rosas, Vals sobre las olas.
“Hace 168 años el entonces gobernador Manuel Doblado funda esta banda, la hace más o menos como está hoy en día. Y probablemente, después de unos 20 años de fundada, un compositor que nace como a una hora de aquí y que, después, muere en Cuba estrena esta pieza que decían en Europa decían que era de ellos”, dijo el director de la Banda de Música del Estado de Guanajuato es Adalberto de Jesús Tovar Gómez.
“Pero resulta que es de este compositor muy, muy, muy famoso, tan famoso que termina dándole nombre a un municipio. Estoy hablando del maestro Juventino Rosas y quisiéramos hacer, como dicen por ahí su playlist hit. Nos gustaría hacer el Vals sobre las olas para todos ustedes”, agregó Tovar.
Gato Negro, No Jazz Band
El grupo Gato Negro Jazz Band derrochó su talento en la edición 52 del Festival Internacional Cervantino, de la mano del público que asistió a la Ex Hacienda de San Gabriel de Barrera. Los ritmos inundaban los tímpanos del público con ritmos de jazz, soul, swing e incluso rhythm & blues. Sólo bastaron cuatro músicos arriba del escenario con contrabajo, guitarra acústica, bajo acústico y batería para que el escenario, se convirtiera inesperadamente en una fiesta.
Los guanajuatenses entregaron un recital que puso las emociones a flor de piel, lo que inmediatamente se reflejó en las gradas. Entre las postales más destacadas está el de una pareja asistente que demostró su cariño en cada una de las canciones. No dudaron en pararse de sus sillas para bailar al ritmo del jazz mientras se miraban fijamente a los ojos.
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