La colaboración y la improvisación, protagonistas de la noche del domingo en el 53 FIC

  • El proyecto “Bloodlines Interwoven” de Kaoru Watanabe convierte historias de dolor en música
  • Sebastian Mullaert –con Circle of Live– ofreció una sesión íntima de música electrónica en la Alhóndiga de Granaditas
  • Tensar el presente/Hilar el futuro, de la compañía Íntegro, sorprendió con coreografías intensas al público en el Teatro Principal

La colaboración y la improvisación, protagonistas de la noche del domingo en el 53 FIC

La noche del sábado 12 de octubre, se presentó en el 53 Festival Internacional Cervantino (FIC) Bloodlines Interwoven, proyecto de Kaoru Watanabe, flautista japonés-estadounidense. La agrupación, que es un espacio colaborativo, surgió de una conversación que sus integrantes tuvieron en 2024. Antes de hacer música, compartieron sus historias familiares –a menudo signadas por la migración, y el desplazamiento–. De lo anterior surgió un ensamble que incorpora, además de flautas, baterías y bajo, instrumentos tradicionales de los lugares de origen de quienes los interpretan.

En entrevista previa a su presentación, Watanabe dijo que le sorprendió escuchar que la idea era innovadora: “Parecía obvio no comenzar con la música, sino con nosotros mismos, nuestras historias y nuestras familias”. Las conversaciones iniciales, continuó, a veces están atravesadas por un dolor profundo, pero el resultado es siempre la alegría compartida… Las y los artistas siempre pueden encontrar historias en común y esa es nuestra mayor alegría. Descubrir esa conexión y darnos cuenta que es a nivel personal, musical, y con ramificaciones en lo social, en nuestras comunidades”, sostuvo.

Dichas historias se hicieron presentes en el Teatro Juárez. De los más de 20 músicos que componen el proyecto, en la sesión acompañaron a Watanabe: Alicia Hall Moran, Jen Shyu, Maeve Gilchrist, Matthew Garrison y Susie Ibarra. El diálogo improvisado o con partitura y la energía que compartieron los músicos y el público mostraron la razón de ser del conjunto, pues su nombre: bloodlines interwoven se puede traducir como “genealogías entretejidas”, y así se vio en el escenario, pues las herencias de migración y diáspora de cada intérprete se entrelazaron a través de la música.

Circle of Live

Como parte de la alianza entre el FIC y el festival Mutek, El artista sueco Sebastian Mullaert llevó su propuesta Circle of Live a la Explanada de la Alhóndiga de Granaditas, en una noche dedicada a la improvisación electrónica, con el público –en su mayoría joven– que esperaba una sesión de jam.

Circle of Live es una experiencia libre de estructuras, permite a intérpretes y público explorar los límites de la improvisación. Mullaert tiene una visión particular de la vida, que abarca la meditación profunda y la exploración de la creatividad; lo mismo colabora en conciertos con la Filarmónica de Zúrich que sesiones de música ambient, hasta improvisaciones colectivas de techno profundo.

Tres músicos tomaron el escenario. De fondo, imágenes flotantes acompañaban el ritmo; algunos espectadores se tendieron en el piso, para dejarse llevar por los beats, otros se mecían con la misma cadencia de la música. Itzel, de la Ciudad de México, dijo que fue su primer concierto de música electrónica, y que le sorprendió la energía del público: “eso me hizo entender que la idea es solamente disfrutar, que conectes con lo que están haciendo los músicos. Uno de los artistas se quitó los tenis y empezó a bailar y se puso más padre, porque todos conectamos más. Siento que todos estábamos muy adentro del concepto y nos fuimos muy felices”.

Íntegro en el Teatro Principal

Con una narrativa que se aleja de la cronología tradicional y ofrece una mirada enigmática a su historia, la compañía de danza contemporánea Íntegro trajo al 53 FIC Tensar el presente/Hilar el futuro.

Es una selección de obras que abarca desde sus inicios hasta reinterpretaciones de trabajos recientes, el collage escénico considera una selección de experiencias que exploran los vínculos amorosos, las imágenes mediáticas, la violencia, la ritualidad y los mitos, temas que la compañía ha trabajado en sus cuatro décadas de historia.

El público, a veces impactado por el ambiente visual y sonoro, en otras intrigado por descubrir el simbolismo en el montaje, terminó absorto con la escena final, contemplando una pareja que veía el mar.

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