Vibra el 53 Festival Internacional Cervantino con la energía juvenil
- Desde Los Pastitos, Nathy Peluso levantó el ánimo de la audiencia que no dejó de corear sus canciones
- El beatbox de Reeps One retumbó en la Alhóndiga de Granaditas
- La ópera contemporánea “Breaking the Waves” mostró el talento de la juventud mexicana

Desde que se presentó la programación de la 53 edición del Festival Internacional Cervantino (FIC), uno de los actos más esperados era la presentación de Nathy Peluso. La expectativa, palpable de meses atrás, se materializó la noche del sábado 19 de octubre de 2025, en Los Pastitos, explanada repleta de jóvenes que se instalaron horas antes de la presentación de la rapera y cantante argentino-española.
Acompañada de cuatro bailarines, bajo, batería, guitarra y teclados, Peluso repasó su más reciente producción y demostró el por qué de su lugar en la escena musical contemporánea. Además de la inteligencia de sus rimas –que desde “Esmeralda”, su primer disco autoproducido, es su sello–, demostró su rango vocal intenso, expresivo y modulado, así como su dominio del escenario, la coreografía y su particular visión de géneros como el trap, la salsa y la balada latinoamericana.
Su presentación cautivó al público que la aclamaba: “reina, diosa, guapa”. El setlist incluyó, además de los temas de su álbum reciente, éxitos como “Sana sana” y “Buenos Aires” e incluso se permitió versionar un fragmento de “La grasa de las capitales”, de la legendaria banda argentina Serú Girán, para cerrar con el cover de “Vivir así es morir de amor”, de Camilo Sesto.
Alejandra Cortés, de 26 años y originaria de Michoacán, dijo al finalizar el concierto: “Estoy emocionada, yo la quiero mucho. Fue una muy buena decisión traerla. Ella me cae muy bien porque es un poco sinvergüenza, presumida, sabe que trae un gran show y está bien ver eso. Es bueno saber que hay gente que está mezclando tantos ritmos y que le gusta ser apantalladora, que no tiene que pedir perdón ni comportarse“.
Lucía, de Guadalajara, calificó el concierto como “liberador”. “Vengo pasando por un momento difícil, y escuchar a Nathy decir ‘levántate, perra; si te duele, curita’ es justamente un curita para el corazón”.
Toda esa potencia que la artista transmitió al público cerró con un contrastante deseo: “siempre, siempre, mueran de amor”.
Reeps One
La misma noche, en la Explanada de la Alhóndiga de Granaditas, el artista británico Reeps One encendió el foro para, de manera creativa y virtuosa, mostrar su talento. Al inicio y al final de su presentación mezcló pistas instrumentales, no obstante, el núcleo fue su impactante dominio de su cuerpo y el micrófono.
El beatbox -técnica que permite crear bases rítmicas al aprovechar las sonoridades de la boca y la caja torácica- se asocia a la cultura del rap y el hip hop estadounidense.
Sin embargo, las influencias de Reeps One son distintas: creció en el Este de Londres, entre los pioneros de la escena electrónica urbana. Desde pequeño convivió con el grime, el garage, el dubstep y otros géneros que surgieron por la influencia de la migración afroantillana en la capital inglesa.
En diálogo constante con el público, el virtuoso británico compartió su impresionante arsenal sonoro, a la par de una parte de su historia personal. Además de torres de departamentos y pequeñas casas unifamiliares, los visuales mostraron figuras jóvenes, en ropa deportiva y sudaderas con capucha, que bailaron, corrieron e incluso volaron. Al final, esos personajes se agruparon para formar un globo perfecto, como si Reeps One quisiera decir que su barrio y sus amigos siempre serán su mundo.
Breaking the Waves
En el Teatro Juárez se presentó “Breaking the Waves”, una adaptación operística de la película homónima de Lars von Trier, con la participación del Estudio de la Ópera de Bellas Artes (EOBA) –del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL)– y la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata (OJUEM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El libreto sigue la trama del filme original y explora los límites de la fe, el amor, y la autonomía femenina en un entorno profundamente conservador: “Son temas complejos”, dijo en conferencia de prensa previa el director orquestador José Areán.
“A través de la sexualidad sucede el sacrificio último de nuestra protagonista, que se enfrenta con el orden patriarcal de su entorno puritano y calvinista. No es menor que una feminista muy activa haya decidido recuperar esta historia”, afirmó, refiriéndose a Missy Mazzoli, quien adaptó la cinta.
Durante su conversación con los medios, Areán y Cassandra Zoé Velasco, directora artística del EOBA, destacaron el trabajo con jóvenes talentos mexicanos en una ópera tan retadora. Tanto el estudio como la orquesta son espacios de formación en los que músicos y cantantes trabajan con las complejidades de una puesta en escena, con la guía cercana de personajes reconocidos de la escena operística mexicana:
“Queríamos que se enfrentaran a esos personajes, que son sumamente demandantes, y mostrarles que la música nueva y contemporánea puede ser de sus mejores aliados en su carrera. Para los artistas ha sido muy emocionante trabajar con esa visión, desde cómo desarrollar las escenas de intimidad en un espacio de confianza y respeto con sus compañeros. No pudieron tener una mejor guía para ese proceso”, expresó, al reconocer el acompañamiento de Marcelo Lombardero, director de escena.
El diseño de producción, austero y por momentos sombrío, permitió que el escenario cambiara de color de un acto a otro, –de gris a azul y de rojo a azul rey– para enfocar la atención a la interpretación intensa y precisa de las y los protagonistas.
Luego de más de dos horas, el público reconoció su trabajo con más de tres minutos de ovaciones de pie.