Atra Bilis Teatro

Terebrante 

* Programación sujeta a cambios

Terebrante es una obra que cruza con el mundo del flamenco. En ella, desafía las convenciones tradicionales del género musical al prescindir del canto, el baile y las palmas, centrándose únicamente en su causa pura: el sufrimiento. La esencia de esta obra radica en un dolor del alma profundo, descrito como terebrante, que se asemeja a una perforación en un cuerpo ya adolorido. Este dolor es tan intenso que, en vez de matar, enloquece. 

La pieza está impregnada de la esencia de Manuel Agujetas, referente del flamenco más auténtico y visceral. La protagonista se funde con su espíritu, evocando los martinetes y la siguiriya, dos formas de expresión flamenca que reflejan el dolor y la tragedia de la vida. La siguiriya, en particular, es descrita como un canto primitivo y solemne que trasciende el espectáculo y se convierte en un rito. 

La obra se presenta como una ceremonia, no como un espectáculo, llevando al público a un viaje emocional “hacia la belleza por el camino del dolor”, evocando ideas de Schopenhauer y Belmonte. Terebrante es una experiencia única que invita a los espectadores a enfrentarse a sus propios infiernos, abrazando la belleza preartística del ay, un canto que desafía la comprensión y resuena en lo más profundo del ser. En palabras de la propia Angélica Liddell, el ay es una ley oral, incomprensible. Todo aquello que se puede comprender o explicar no vale nada. No es simplemente un lamento, sino una herramienta poética y performática que busca la verdad y la trascendencia a través del dolor y la violencia. Se manifiesta como una búsqueda de lo sagrado, una forma de conectar con lo más profundo del ser humano y de romper con las convenciones sociales.

 

Artistas

Citas de prensa

“La nueva creación de la directora es un acto de fe y, a la vez, un desafío”.

Aïnhoa Jean-Calmettes y Jean-Roch Logivière, Mouvement

“Asistir a un espectáculo de Angélica Lidell es una experiencia. No siempre es agradable, pero es potente. Hay momentos desgarradores, horribles, sublimes, sorprendentes, desagradables, tenebrosos y radiantes. Hay locura y exacerbación, una voluntad real de autenticidad, una pasión ibérica extrema y la búsqueda de una verdad universal. Ante todo, hay una artista profundamente sincera”.

Martine Fehlbaum, Inferno

“De una intensidad vocal que hace que Jericó se estremezca, revelando cuadros escénicos de una belleza espectral, y orquestando quejas asustadas donde participa el fantástico cantaor ‘Niño de Elche’, Angélica Liddell no sólo busca la originalidad, sino que también paga con su cuerpo este tributo sacrificial a una ‘tierra, antes de que Dios fuera amor’. No todo el mundo querrá entrar en esta capilla ardiente de cambios, incertidumbres, escupitajos de oscuridad y donde se exultan sin reservas todas las expresiones del odio, de la fulminación, de la imprecación, del anatema. Pero qué gozo para los demás ver reconocida esta necesidad de sentir los latidos de la existencia, al precio que sea”.

Boris Senff, 24 heures

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